jueves, 6 de septiembre de 2012

Yo nací berebere en el desierto, de Ramón García Mateos - En la voz de María García Esperón



Yo nací berebere en el desierto,
mas no guardo el recuerdo
de aquella epifanía.
Sólo mi tez cetrina lo delata.
Y estos ojos que miran,
invisibles y ocultos,
el lejano silencio que aletea
en los sueños sin luna de mis noches.
Sí vive en mi memoria
una antigua añoranza
de especias y pan ácimo,
hierbabuena que aroma las terrazas,
pipa de kif que lentamente humea,
nostalgia sosegada
con té verde y limón.

Yo nací berebere en el desierto
y tuve un reino hermoso junto a un río.
Territorio de luz entre mis sueños,
un reino sin fronteras
-mi vieja libertad de rey mendigo-,
el tiempo inacabable ante mis párpados,
la luna que desdobla
su brillo diamantino
tras las dunas de alheña por tu cuerpo.
Mi patria desolada
perdida para siempre:
la flor del azúmbar,
el perfume de los espicanardos,
el aroma a cilantro y a canela.

Yo nací berebere en el desierto
cuando selló cancelas
el tiempo de los héroes.
Los rumores de antaño
anegan con sus voces
el frío silente de la madrugada:
rumor de agua redonda por las norias,
rumor celeste y alfanje ensangrentado,
rumor lejano de caballo en llama,
rumor que brilla sobre tu piel desnuda,
susurro de la carne,
murmullo del deseo.
De aquel tiempo pasado,
con caminos abiertos
hacia la claridad más pura,
no perdura ni un rastro
allende del silencio:
mi memoria es el libro
sagrado de la muerte.

Yo nací berebere en el desierto
y aunque no tuve nada
ya todo lo he perdido.
El pulso de tu aliento entre mis besos,
la llave de una casa que fue mía,
el olor de la albahaca
colgando en mi ventana.
Todo,
ya todo lo perdí
al vuelo del azor y el gavilán
—se lo llevara el agua,
se lo llevara el tiempo—,
ya todo lo perdí como un castigo
que nubla el horizonte en el ocaso,
que nubla la claridad del mediodía,
que nubla mi futuro de fantasmas.

(C) Ramón García Mateos
En: Rumor de agua redonda
Voz: María García Esperón
Música: Jordi Saall. Diáspora sefardí
2012