viernes, 26 de octubre de 2012

A Ramón García Mateos por Daguerrotipos moderadamente apócrifos, por María García Esperón


Ramón García Mateos
Daguerrotipos moderadamente apócrifos
II Premio Iberoamericano de Poesía Juegos Florales de Tegucigalpa 2011
La Ronda, Honduras
Primera edición, junio 2012


Gracias, Ramón García Mateos, por estos Daguerrotipos moderadamente apócrifos con los que no solo ganaste ese premio de Tegucigalpa y viniste a  América para confirmarnos huéspedes en la casa común de las palabras, sino que le devolviste a la letra sangre y a la palabra cuerpo y respiración y hombre completo que desespera y sueña que bebe y fuma y se muere de premoniciones y de recuerdos y se muere de amor ahí, en la hoja sobre la mesa, manchada la hoja de alguna bebida, impregnada la mano del olor del tabaco, musa de Homero y duende lorquiano y ángel terrible de Rilke y hasta, Ramón, unos demonios lúbricos y una Margarita mejor dibujada y más viva que –me perdone el dios Goethe al que confieso también mi pecado- mejor que la del Fausto

Sí, mejor, Ramón, que en estas tus letras continente en expansión, nos entregas mejorado prácticamente todo y a todos. ¿Qué o quién te falta por nombrar en las páginas de tus Daguerrotipos? Si cada uno es infinito y rumoroso y simplemente en Yo no tengo patria están la historia del mundo y las cábalas todas de los exilios todos y los miles de años y las miríadas de olas y el kaleidoscópico desierto innumerable… y tu código genético y el de todos los que te escucharon y aplaudieron allá en Tegucigalpa y se embriagaron sobriamente en el vino espeso antiguo de esa palabra tuya que es como la sangre para el azteca, que tanto la derramaba, agua preciosa.

Desterrado del tiempo de los héroes lo has vuelto a urdir en tu palabra y en este año 2012 en el que dicen que dijeron los mayas que el mundo acabaría, se cumple la cíclica promesa de Quetzalcóatl y alto y barbado y planetario has venido a la América central y esbelta a dar comienzo a un mundo nuevo con su nueva literatura, la que no es española ni hondureña solamente, sino universal y humana.

Desterrado del tiempo de los héroes, Ramón García Mateos, has venido a deletrearnos en la lengua de los dioses, que como tú, tampoco tienen patria, porque habitan en la casa común de las palabras. 

María García Esperón